Vivencias de un fotógrafo
Por: Rogelio Calzada
Hoy como cada mañana muestra su valentía, su coraje, su fuerza, pero sobre todo su entrega a la vida.
ÉL, Don gil nos muestra que cada amanecer siempre es una buena oprtunidad a sus 90 años.
Son sus pasos, son sus manos, es su alma… pero también sus sueños
Fé, coraje, fuerza, pero sobre todo entrega a la vida .
Tal vez nadie pregunte por el, pero a su casa llego algo diferente en su vida… la luz!
Una luz que provoca reflexión sobre la empatía y la importancia de cuidar con el bienestar a los más desprotegidos. Su pecho, su mirada y sus manos con el cansancio de la tempestad del tiempo, hoy enciende más que cada habitación, enciende el sueño de un servicio básico
La vida está llena de contrastes y Don Gil a caminado por la tierra calida, arida de su montaña, sí su montaña. Ahí donde la luna es, más que espectante, su compañera, una luz que lo acompaño 90 años alumbrando su camino.
Lugar idílico que todos quieren, la inmensa paz, el susurro del aire, el campo que enamora al viento y lo convierte en la música de la conciencia; podría decirse que aquí se detiene el tiempo, sí, tal vez para los viajeros que buscamos eso sí, pero no para el, que amanece con el sol y que surca el camino en busca de una buena faena, con más compañía que su bastón, el silencio y el anhelo de una buena cosecha.
Su piel lo dice todo, los surcos de la vida dejan huellas perennes en su rostro, lo dorado de su piel los delatan, pero no para, no para…
Nadie se percata del cansancio a cuestas, del ir y venir de los CAMINARES, de su armonía para jalar el arado, de su coordinada muda y bien organizada danza –casi rítmicamente- alrededor de los surcos… mañana será el día, seguro mañana será…
Don Gil lleva el tiempo paciente en la mirada.
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