Estrena en Netflix “El último vagón” película filmada en Oriental, Puebla

Estrena en Netflix “El último vagón” película filmada en Oriental, Puebla

El Confesionario
Por: Ray Zubiri

Lloré a moco tendido mientras ví la película de Netflix El último vagón, la cual conmueve y hace recordar a esos maestros que han forjado nuestras vidas, como el personaje de la profesora Georgina quien no sólo enseña aritmética o historia, sino que con su bondad y mirada puede cambiar la vida de sus estudiantes. Cuántos maestros conoces así. Yo tuve la fortuna de conocer a muchos.

El reparto es de primer nivel conformado por Adriana Barraza, Kaarlo Isaacs, Memo Villegas, Frida Cruz, Diego Montessoro, Ikal Paredes, Teté Espinoza, Jero Medina, Blanca Guerra, Fátima Molina, Gabriela Cartol, Nova Coronel, Adrián Vázquez y Leonardo Alonso.

La verdad me moría de ganas por ver en la pantalla las locaciones que saldrían de mi bella Puebla y es que ¡lo va a ver todo mundo! Todo el ambiente ferrocarrilero de Oriental, un municipio poblano que debe su nombre al antiguo tren que comunicaba a la ciudad de México con el puerto de Veracruz. También filmaron en la comunidad de Santiago Texmelucan.

Es un homenaje a maestros que, de niños, nos inspiraron a ser lo que quisiéramos ser y a no desistir nunca de nuestros sueños, sin importar las adversidades. La historia habla del pequeño Ikal y su familia, quienes viven en un ferrocarril que viaja por todo el país, pues Tomás, su padre, trabaja en la reparación y construcción de las vías del tren; lo que impide que puedan permanecer por mucho tiempo en un mismo sitio. Pero en esta última parada, Ikal conoce a Chico, un niño rebelde al que admira; a Valeria, una niña muy inteligente (y por quién descubrirá lo que es el primer amor); a Tuerto, otro niño que forma parte de la comunidad ferroviaria y a Quetzal, un perro sin raza que elige a Ikal como su nuevo dueño.
Los cuatro amigos son alumnos de Georgina, una inquebrantable maestra que hace todo por sus estudiantes con lo poco que tiene. Juntos lograrán que Ikal, por primera vez, sienta que pertenece a un lugar.

Sin embargo, una nueva amenaza acecha: Hugo Valenzuela, un inspector de la Secretaría de Educación, que tiene la agotadora tarea de cerrar escuelas rurales supuestamente por un bien mayor, lo que significa dejar a muchos niños sin la posibilidad de seguir estudiando. Y mientras Hugo recorre el estado con los expedientes de los planteles que debe cerrar, hay uno que destaca ante su mirada: la Escuela Pública Malinalli Tepenepatl. la misma en la que Ikal ha aprendido el valor de la amistad, la importancia de crecer y el impacto e inspiración que los maestros pueden generar en la vida de sus alumnos.

La actriz Adriana Barraza (Amores Perros, Babel) le da al personaje esa esencia de la gente que hace lo que le gusta, porque más allá de su carrera en la actuación, ha sido una profesora por más de cincuenta años, por lo que interpretó de lujo a este personaje imprimiéndole su experiencia y vocación.
Además de que exalta la figura del profesor como un factor de cambio social. El maestro y la educación son la diferencia para estos niños y por ende, para el país entero. ¡Claro! los que lo son por vocación y no los que están porque es lo único que les quedó hacer en la vida y que solo se dedican a echar a perder alumnos.

Un dato interesante es que los vagones escuela datan de la época de oro de la red ferroviaria nacional, allá por los años veinte. El objetivo de estas escuelas era dar asistencia educativa principalmente a los hijos de los trabajadores que, se veían en la necesidad de viajar por toda la república.

Ahora para que se paren de pestañas, a pesar de las evidentes carencias, esta escuela está catalogada como la segunda mejor de todo el Estado de México. El mérito no es otro sino de los maestros, quienes hacen su trabajo más allá de la simple labor docente, cuidando e incluso alimentando a los niños, quienes aprenden mientras “sienten que están viajando”.

En la película, Georgina enseña a leer a un niño con la historieta de Kaliman, seguramente muchos no conocen pero fue un programa de radio que tal vez tú que me lees, tus papas o tus abuelos se sentaban alrededor de la radio a escuchar las aventuras del superhéroe Kalimán y de su joven compañero Solín. Bueno para poder utilizar la imagen del personaje en la pantalla, se tuvo que pedir permiso a la viuda del autor del cómic. Ella fue generosa y dio la autorización, porque le pareció importante que una nueva generación escuchara sobre “El Hombre Increíble”.

La columna de esta semana ha terminado pueden ir en paz a ver El último vagón.

Contacto: director@revistapuebla.com y @RayZubiri en todas las redes sociales.

Foto: Ray Zubiri

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *