El imaginario futbolístico

Escribe: Ricardo Olmos

Querido lector, hagámos juntos un ejercicio de imaginación, pura hipótesis (cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia)

Imaginemos que vamos a un estadio, vamos a llamarle el estadio…¡Quetzalcoatl! Porque en tu imaginario está sucediendo un evento que tenía muchísimo tiempo que no sucedía, resulta que en el estadio de tu ciudad va a jugar nada mas y nada menos que la mismisima selección mexicana en el gran llamado tour de preparación mundialista.

¿Quién será el rival de el TRI? ¿Estados Unidos, Colombia, Canadá, Argentina, Brasil? ¿O será del otro lado del charco? ¿España, Alemania, Italia, Portugal? No, resulta que en tu imaginario el rival a vencer es un equipo de La Liga española. ¿El Real Madrid? ¡El Barcelona!…no, ¿El Atlético de Madrid? Nada de eso…el equipo a vencer es el Valencia F.C que tristemente se encuentra en tu imaginario en la cola de la liga española y en puestos de descenso.

Que imaginación la tuya querido lector…
Ahora imagina que en el estadio, los precios oscilan entre los 350 pesitos hasta 1200 los más caros. No sin antes tener que pagar de 100 a 200 pesos por dejar estacionado tu carro porque el estacionamiento del estadio esta controlado por cierta asociación civil y es pagar a la de a “wiwi” o si no tu carro será víctima de cualquier peripecia que se les ocurra a estos fulanos.

Pero bueno, ya llegaste, con tu playera para apoyar al equipo que tantas alegrías nos ha dado (¿Neta?) ocupas tu asiento y le pides a toda la corte celestial que las personas que estén alrededor de ti no vayan a ser el clásico pseudo aficionado al futbol que al calor de unos cuantos vasos de cerveza se le alborota la cabeza y decide portarse como un ejemplar de manicomio, soltando maldiciones, cachetadas y empujones contra otro fulano que no tuvo las ganas de soportar las mamarrachadas del bruto ese.

Haciendo cuentas si vas solo y te compraste un boleto ahí mas o menos, entre gasolina, cemita de milanesa con o sin su papalo , chipotle o rajitas, un par de cervezas, tequeñitos (para quien no sepa los tequeñitos son unas cositas deliciosas rellenas de queso y crema de avellanas) cacahuates o ahí lo que vaya saliendo le estas sangrando a la bolsa entre 1200 y 1500 pelucones.

Y empieza la acción… En el mejor de los casos la selección nacional saca un partidazo y se lleva la victoria ya mínimo con un sabroso 3-0, puedes gritar golazos, muchas emociones, buenas jugadas…

¿Pero qué pasa si empatan?…y a cero…y los ves cascarear al minuto 60 en media cancha…y ves pasar los minutos y nada. Suena el silbatazo final y te diriges a la salida, a esperar a que se desfogue el estacionamiento y por alguna extraña razón vas enojado…vas de malas, prendes la radio y escuchas a los comentaristas deportivos justamente hablar lo que en tu mente te has estado repitiendo “Partido para el olvido” “moletour” “ni los europeos lograron romper el marcador” “triste actuación del tri” y no falta el graciosisimo comentario “Que pena por los aficionados que fueron al estadio” y ahí es donde se desata la ira, pones el botonazo y te vas a alguna otra estación que suena cualquier canción…

Y asi querido camarada, llegas a tu casa, prendes la tele y te fumas el resumen de lo que viste en vivo y piensas “chale, ni lo del boleto valió la pena el gasto”

Pero volvamos a la realidad, esto solo fue un ejercicio de la imaginación, pero ¿Se siente muy alejado de la realidad? ¿Verdad que no? A veces el futbol mexicano ya parece un mal chiste, es ese sueño que lo ves morir día a día y la neta es que somos re aferrados, porque a pesar de todo ahí seguimos.

En el último partido del Puebla femenil no hubieron ni 200 asistentes y eso que estuvieron regalando boletos al por mayor. Y aguas, porque si en nuestro bello país algo nos cae gordo, lo sepultamos por completo; no vaya a ser que se les acaben las arcas a los directivos,.

Me despido querido lector, lectora y/o lectorx, el futbol no es el problema, el deporte no es el problema, el problema como siempre, es la corrupción.